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La Ciudad de México, le dice no a las corridas de toros

La Ciudad de México, le dice no a las corridas de toros

Suspensión definitiva a la Fiesta Brava en la Ciudad de México

Mucho que celebrar para los pro ambientalistas y los defensores de los animales. Desde el día de ayer, viernes 10 de junio de 2022, un juez de la Ciudad de México, ordenó la suspensión definitiva de las corridas de toros en la ciudad.

Así, la plaza de toros más grande del mundo, inaugurada el 5 de febrero de 1946 deberá buscar otra actividad para presentar espectáculos, debido a esta suspensión que pasa a la historia de la ciudad, por la trascendencia de esta supuesta fiesta que se celebran en México, desde hace ya casi 500 años

Por fin, después de varios años de discusión, fue aprobada esta ley que defiende la vida y la dignidad de los animales y que en ocasiones los detractores a la celebración de las corridas de toros, daban como alternativa, seguir celebrando la tradicional fiesta, pero desapareciendo totalmente lastimar y asesinar al indefenso burel, petición que fue totalmente rechazada por las organizaciones y aficionados a la tauromaquia.

La industria alrededor del toro genera una derrama de 6.900 millones de pesos al año, genera 80.000 puestos de trabajo directos, 146.000 indirectos y 800 millones de pesos en materia de impuestos”, señala Jorge Cárdenas, presidente de la Asociación Nacional de Criadores del Toro de Lidia en México.

Ya en el siglo XIV, el célebre escritor, poeta, periodista, abogado, político e ideólogo liberal mexicano, Ignacio Ramírez, El Nigromante, quien es considerado uno de los artífices más importantes del estado laico mexicano y una de las mentes más brillantes que ha dado nuestro país, propuso en 1857: “Se debe abolir de la nación mexicana todo espectáculo o las corridas de toros que denigren al animal o a cualquier ser vivo y así evitar que el gozo por el sufrimiento de los seres vivos siga siendo un espectáculo degradante para los seres humanos que no han podido superar con esas conductas sus atavismos ancestrales. ¿Por qué, si fuimos lo suficientemente valientes para despojarnos de las hordas de gachupines en 1821 con la consumación de la independencia nacional, no podríamos también eliminar de nuestras conductas sociales prácticas que denigran el concepto del que diariamente nos jactamos, el de ser una sociedad civilizada? No todo lo que llegó de Europa fue bueno”.

Inspirado probablemente por estas ideas el presidente Benito Juárez promulgó en 1867 el Decreto 6169 con el cual se prohibieron las corridas de toros en la ciudad de México:

Artículo 87: No se considerarán entre las diversiones públicas permitidas las corridas de toros, y por lo mismo, no se podrá dar licencia para ellas, ni por los ayuntamientos, ni por el gobernador en ningún lugar del mismo. En Legislación mexicana.

Desafortunadamente las presiones de los grupos conservadores y de la elite mexicana, apoyaron al dictador Porfirio Diaz a autorizar las corridas en el año de 1986.

Nuevamente, el Estado mexicano, al frente de Venustiano Carranza emitió un decreto en el que se prohibían las corridas de toros en el Distrito Federal, por considerarlo un espectáculo bárbaro y frívolo en tiempos en que el país se encontraba inmerso en una guerra civil.

Tan solo unos cuantos años después, algunos diputados, opositores al gobierno del presidente Carranza y aficionados a los toros, presentaron una iniciativa para permitir el espectáculo de la tauromaquia en el país, bajo el argumento que era una expresión popular muy arraigada en México. Al final, con un estrecho margen de un voto, 84 en contra de levantar la prohibición por 83 a favor, las corridas de toros se mantuvieron proscritas en la República.

Actualmente, los festejos taurinos están prohibidos en los estados de Guerrero, Sonora, Coahuila y Quintana Roo, así como en algunos municipios de Veracruz, Michoacán, el Estado de México y Nuevo León.

En los estados de México, Hidalgo, Guanajuato, Zacatecas, Querétaro y Tlaxcala, tristemente, han declarado la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial, una decisión que blinda la celebración, impide que se puedan abolir y peor aún, obliga a los gobiernos estatales a invertir en ellas y difundir sus contenidos.

México es el segundo país del mundo con mayor número de plazas, con 216, celebra una media de 800 eventos taurinos al año y tiene en todo su territorio un total de 262 ganaderías dedicadas al toro de lidia.

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