El Parque Ecológico Lago de Texcoco, ubicado en el Estado de México, es un proyecto emblemático de restauración ambiental que busca recuperar parte de lo que fue el sistema lacustre más importante del Valle de México. Declarado en 2023 como Sitio Demostrativo de Ecohidrología por la UNESCO, este espacio representa un esfuerzo científico y comunitario para combatir problemas históricos como la escasez de agua, la subsidencia del suelo y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, su historia está marcada por una lucha contra megaproyectos de infraestructura, como el fallido Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que buscó transformar el área en un centro de transporte global
El Lago de Texcoco fue el corazón del Imperio Mexica. Rodeado por lagos como Xochimilco y Chalco, formaba un sistema que permitió el desarrollo de la agricultura chinampera y la fundación de Tenochtitlán. Sin embargo, tras la conquista española, comenzó un proceso de desecación para evitar inundaciones y expandir la ciudad. Para el siglo XX, el lago había desaparecido casi por completo, dejando una planicie salina expuesta a tormentas de polvo y hundimientos (hasta 40 cm anuales en zonas como Ciudad Nezahualcóyotl).
En 1971, el gobierno federal creó el Sistema de Texcoco, un plan para controlar inundaciones mediante canales y lagunas artificiales. Aunque mitigó riesgos, no resolvió problemas como la sobreexplotación de acuíferos o la contaminación. Para 2001, el área era un terreno abandonado, pero con un valor ecológico latente.
El 2 de febrero de 2025, la UNESCO designó al parque como Sitio Demostrativo por sus avances, el mismo día que se conmemora el Día Internacional de los Humedales. La ecohidrología es un enfoque científico que integra ciclos hidrológicos con procesos biológicos para resolver problemas ambientales.en:
1. Restauración de humedales: Recuperación de 4,000 ha de lagunas y ciénagas que filtran contaminantes y recargan acuíferos.
2. Control de inundaciones: Presas y canales que regulan el flujo de agua de lluvia, protegiendo a 12 millones de habitantes del Valle de México.
3. Biodiversidad: Registro de 250 especies de aves (30% migratorias), reptiles y flora endémica como el ahuejote.
4. Suelos alcalinos: Técnicas de bioremediación para reducir la salinidad y permitir agricultura sostenible.
El parque también incluye proyectos comunitarios, como viveros y talleres de educación ambiental, involucrando a exejidatarios de Atenco.
El caso de Texcoco ilustra la viabilidad de alternativas ecológicas frente a megaproyectos. Según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el parque almacena 120 millones de m³ de agua anuales, mitigando la crisis hídrica de la CDMX. Además, estudios de la UNAM destacan su rol en la captura de CO₂ (equivalente a 1,000 ha de bosque).
No obstante, persisten retos:
– Presión urbana: Asentamientos irregulares en zonas aledañas.
– Financiamiento: Dependencia de recursos federales, con riesgo de recortes.
– Coordinación interinstitucional: Necesidad de integrar políticas de agua, biodiversidad y desarrollo urbano.
En 2001, el presidente Vicente Fox anunció la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), un proyecto de 130 km² que prometía ser el más grande de América Latina. La justificación era la saturación del Aeropuerto Benito Juárez. Sin embargo, el plan generó resistencia:
1. Impacto ambiental: Expertos advirtieron que destruiría humedales críticos para aves migratorias (como el chorlito nevado) y agravaría las inundaciones al eliminar áreas de absorción.
2. Conflictos sociales: Comunidades ejidales de Atenco y Texcoco denunciaron despojo de tierras. En 2002, protestas violentas dejaron dos muertos y decenas de detenidos, lo que llevó a cancelar el proyecto en 2003.
En 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador revivió el debate al proponer el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, pero insistió en preservar Texcoco como reserva ecológica. Finalmente, en 2020, el gobierno federal destinó 14,000 hectáreas al parque ecológico.
La controversia sobre la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) persiste, con grupos que aún reclaman su edificación. Sin embargo, estudios científicos y experiencias históricas demuestran que el proyecto habría generado daños ecológicos irreversibles, además de enfrentar graves problemas técnicos debido a las características únicas del suelo de la región. A continuación, se analizan estos aspectos clave.
a) Destrucción de Humedales y Hábitats Críticos
El lago de Texcoco alberga humedales temporales y permanentes, ecosistemas reconocidos por su capacidad para filtrar contaminantes, recargar acuíferos y albergar biodiversidad. Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), el área es un corredor biológico para:
– Aves migratorias: Más de 100,000 aves, como el pelícano blanco y el pato mexicano, dependen de estos humedales.
– Especies endémicas: El ajolote de Xochimilco (en peligro crítico) y el ratón de los volcanes habitan en zonas aledañas.
Un aeropuerto de 130 km² habría secado estos humedales, fragmentando el ecosistema y eliminando su función como «esponja natural» contra inundaciones.
b) Alteración del Ciclo Hidrológico
El suelo de Texcoco actúa como un **regulador natural del agua**: absorbe lluvias y libera humedad durante la estación seca. La construcción de pistas y edificios habría impermeabilizado el terreno, agravando dos problemas:
– Inundaciones: Sin áreas de absorción, el agua de lluvia se acumularía en zonas urbanas cercanas, como Ecatepec o Nezahualcóyotl.
– Escasez de agua: La Ciudad de México extrae el 70% de su agua de acuíferos sobreexplotados. La destrucción de humedales habría reducido la recarga natural.
c) Degradación del Suelo y Aumento de Partículas Tóxicas
El suelo de Texcoco es altamente salino y alcalino, resultado de la desecación histórica del lago. La remoción de capas superficiales para construir el aeropuerto habría liberado:
– Polvos tóxicos: Partículas de sal y metales pesados (como arsénico), asociados con enfermedades respiratorias y cáncer, según estudios de la UNAM.
– Erosión eólica: Tormentas de polvo (como las registradas en 2019) se habrían intensificado, afectando a 10 millones de personas en el Valle de México.
a) Subsidencia y Fracturas
El subsuelo de Texcoco sufre subsidencia (hundimiento) debido a la extracción de agua de acuíferos. Datos del Instituto de Geología de la UNAM indican que la zona se hunde hasta 40 cm por año, un fenómeno que habría comprometido la estabilidad del aeropuerto:
-Grietas en pistas: La subsidencia irregular habría generado fracturas en las pistas, como ocurre en autopistas cercanas (e.g., la México-Puebla).
– Daños a edificios: Terminales y hangares requerirían cimentaciones profundas y costosas para evitar colapsos.
b) Corrosión por Salinidad
El suelo salino de Texcoco es altamente corrosivo para materiales como el acero y el concreto. Ingenieros del Instituto Mexicano del Transporte advirtieron en 2001 que:
– Infraestructura vulnerable: Las pistas y tuberías habrían requerido mantenimiento constante debido al deterioro acelerado.
– Costos elevados: Solo en tratamientos anticorrosivos, el gasto anual superaría los 500 millones de pesos (estimación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en 2002).
c) Inundaciones y Drenaje
Aunque el NAICM incluía un sistema de drenaje, expertos como el Dr. Manuel Perló (UNAM) señalaron que sería insuficiente:
– Acumulación de agua: En temporada de lluvias (junio-septiembre), el agua estancada en pistas habría interrumpido operaciones.
– Contaminación de agua: Los químicos usados en el aeropuerto (combustibles, anticongelantes) habrían escurrido a acuíferos.
3. Consecuencias Sociales y Económicas
La insistencia en construir en Texcoco habría exacerbado conflictos:
– Resistencia comunitaria: En 2002, el movimiento de Atenco dejó claras las tensiones por el despojo de tierras ejidales.
– Costos ocultos: El Banco Mundial estimó en 2003 que mitigar daños ambientales y sociales elevaría el costo del NAICM en un 30%, en la construcción y un gasto anual bastante alto en el mantenimiento de las pistas .
El Parque Ecológico Lago de Texcoco es un símbolo de resiliencia. Su transformación de terreno conflictivo a laboratorio de sostenibilidad demuestra que la restauración ambiental no solo es posible, sino económicamente viable. La UNESCO resalta su potencial para replicarse en zonas áridas de África y Asia, donde la desertificación y la urbanización son amenazas. Mientras ciudades como CDMX buscan equilibrar crecimiento y ecología, Texcoco ofrece un camino: la naturaleza como aliada, no como obstáculo.
Construir el aeropuerto en Texcoco habría sido un error técnico, ecológico y social. Los daños ambientales (pérdida de biodiversidad, inundaciones y contaminación) y los problemas de suelo (subsidencia, corrosión) lo hacían inviable. La UNESCO, al declarar la zona Sitio Demostrativo de Ecohidrología en 2025, reconoció que su restauración es un modelo global para equilibrar necesidades humanas y resiliencia ambiental.
Mientras grupos proaeropuerto argumentan beneficios económicos, la evidencia muestra que, a largo plazo, el costo ambiental y social habría superado cualquier ganancia. Texcoco, hoy un parque que captura carbono y mitiga inundaciones, es un recordatorio de que el desarrollo no debe sacrificar los ecosistemas que sostienen la vida.