El pasado 28 de enero de 2024, la Plaza México, la plaza de toros más grande del mundo, reabrió sus puertas para realizar una corrida de toros. Esta decisión, que fue tomada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), como siempre aplicando la justicia al mejor postor, ha sido recibida con indignación por parte de los defensores de los animales, quienes consideran que se trata de un retroceso histórico para la sociedad mexicana en el camino hacia una convivencia más ética y compasiva.
Durante décadas, el movimiento en defensa de los animales ha trabajado incansablemente para erradicar prácticas consideradas crueles y deshumanizadoras. En este contexto, las corridas de toros se presentan como una batalla perdida en el progreso moral de una sociedad que busca la equidad y el respeto hacia todas las formas de vida.
Para los defensores de los animales, las corridas de toros son una práctica cruel e inhumana que atenta contra los derechos de los animales. Los toros son sometidos a una serie de maltratos durante su vida, desde su nacimiento hasta su muerte en la plaza. Son encerrados en espacios reducidos, alimentados con una dieta deficiente y sometidos a entrenamientos violentos. En la plaza, son acosados y torturados por los toreros, hasta que son finalmente asesinados.
Las corridas de toros son eventos donde la vida de un animal se sacrifica por entretenimiento humano. Los defensores de los animales argumentan que, en una sociedad que valora la empatía y la compasión, permitir tales espectáculos es incompatible con los avances éticos alcanzados hasta ahora. ¿Cómo justificar el sufrimiento innecesario de un ser vivo en nombre de la tradición?
El regreso de las corridas de toros a la Plaza México es un símbolo de la persistencia de la violencia contra los animales en México. Es un retroceso histórico para una sociedad que se supone que está avanzando hacia una mayor conciencia y respeto por los derechos de los animales.
La decisión de la SCJN de avalar el regreso de las corridas de toros se basó en los siguientes argumentos legales:
Estos argumentos han sido ampliamente criticados por los defensores de los animales, quienes consideran que son falaces y que no toman en cuenta el sufrimiento que sufren los toros en las corridas.
El resurgimiento de las corridas de toros plantea preguntas profundas sobre el verdadero significado de progresar como sociedad. ¿Deberíamos mantener prácticas que causan sufrimiento y van en contra de los principios éticos fundamentales? La respuesta parece clara para quienes abogan por un mundo más justo y respetuoso con todas las formas de vida.
El regreso de las corridas de toros a la Plaza de Toros México no solo representa una amenaza para el bienestar animal, sino que también cuestiona la madurez moral y la conciencia social de la sociedad. ¿Estamos dispuestos a aceptar un retroceso en nuestras creencias éticas y permitir la crueldad en nombre de la tradición?
El debate sobre las corridas de toros en la Plaza de Toros México va más allá de una simple discusión sobre gustos culturales. Es una reflexión sobre la dirección que toma una sociedad civilizada: avanzar hacia la compasión y la ética o retroceder en prácticas que socavan el respeto hacia otras formas de vida. La decisión que se tome no solo define nuestra relación con los animales, sino también el camino que elegimos como sociedad.
El regreso de las corridas de toros a la Plaza México es un hecho lamentable que representa un retroceso para la sociedad mexicana. Es una muestra de que aún queda mucho camino por recorrer en la lucha por los derechos de los animales.
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